Manos limpias
Las manos limpias protegen
Horacio López
Para LA NACION
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el 5 de mayo el Día Mundial del Lavado de Manos. Forma parte de las campañas de concientización sobre su importancia no sólo en el medio hospitalario, sino también en toda la comunidad.
Nos olvidamos de que las manos son el principal vehículo por donde los microorganismos ingresan a nuestro cuerpo. La forma de evitarlo es lavándolas con agua y jabón, lo que hace que esta medida simple y sencilla sea parte esencial de la prevención y el control de enfermedades. ¿Es sólo olvido lo que nos pasa? Tal vez no, probablemente estemos ante un hábito que se ha perdido con los años.
Según la Real Academia Española, hábito es el modo especial de proceder o conducirse, adquirido por la repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas.
¿Nos lavamos las manos al llegar a casa, al tocar algo que puede estar sucio, o luego de jugar o tocar a un animal? ¿Incorporamos el hábito antes de preparar cualquier alimento, antes de comer y después de ir al baño? Debemos impulsar y promocionar el concepto de "alfabetización sanitaria", que es la capacidad de los individuos de obtener, interpretar y comprender la información básica necesaria para tomar decisiones correctas en favor de su salud y la de la comunidad.
En el ámbito hospitalario la idea de que "una atención limpia es una atención más segura" no es una opción, sino un derecho básico de los pacientes a una atención de calidad.
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En nuestra vida cotidiana, la higiene de las manos debe ser un hábito, que se logra con la consciente y continua realización. Como cuando nos vestimos antes de salir de casa o nos cambiamos al llegar de la calle.
Recuperar los hábitos perdidos no es una tarea fácil y constituye, sobre todo, una responsabilidad individual. Ante la pregunta de cómo se hace, la respuesta la tenemos que dar nosotros. Podemos informar sobre los riesgos que trae aparejada la falta de higiene de las manos. Pero cada uno de nosotros es responsable de hacerlo en todo momento.
El autor es médico infectólogo, profesor emérito de la UBA
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