Ansiedades, miedos, manías...
Los miedos y las manías en los niños: una forma de afrontar la ansiedad
Tener miedo a determinadas situaciones, y desarrollar ciertas manías o hábitos desagradables es algo bastante común en los niños. Además, algunos de estos comportamientos se mantienen durante la vida adulta de cualquier persona. Pero cuando estos comportamientos afectan la vida diaria, la vida en familia y el entorno escolar, entonces es preciso poner atención y actuar a tiempo, ya que estos pueden ser una señal de alarma de que algo no va bien en el desarrollo del niño.
La ansiedad es la característica común de los miedos y las manías. Cuando los miedos surgen en los niños, incrementa su preocupación, y es entonces, cuando utilizan las manías para calmarse o sentirse mejor. Es decir, que los miedos son aquellas situaciones capaces de generar un estado de ansiedad, y una manía es la forma como el niño se defiende de esta situación. Es por esto que todas las personas cargamos con determinadas manías, es decir tengamos nuestra propia forma de enfrentarnos a las situaciones que nos generan preocupación y ansiedad.
Los miedos son bastante frecuentes en los niños y se diferencian de acuerdo a la etapa de su desarrollo, así que, es frecuente encontrar a un bebé de ocho meses que siente temor a las personas desconocidas, a un pequeño de un año que teme a los ruidos fuertes y un niño de seis años que siente temor a la oscuridad; y todos estos miedos son normales y característicos de su edad. La respuesta de los niños ante los miedos se traduce en manías, y estas pueden ir desde rascarse constantemente la cabeza, morderse las uñas, chupar dedo, enrollarse el pelo, balancearse, en fin, un sin número de comportamientos, que si bien, le producen bienestar al niño, a los padres los lleva de cabeza, y tratan por todos los medios de quitarlos.
¿Pero, qué deben hacer los padres para ayudar al niño? Pueden ayudarle a afrontar el miedo, pero no tratando de castigar o señalar como una mala conducta la manía que surge ante determinada situación. Por el contrario, el padre o la madre pueden ayudar al niño a hacerle frente, transmitiéndole confianza, acompañándole, mostrándole una actitud positiva y enseñándole cómo enfrentarse a eso que le produce tanto temor. Cuando la respuesta de los padres no es adecuada puede desencadenar en el niño un problema mayor como las fobias o los rituales, los cuales necesitarán de un especialista para tratarlos, ya que los miedos evolutivos y las manías de la infancia se habrán convertido en conductas obsesivas que limitarán el desempeño del niño en el ambiente familiar, escolar y social.autismodiario.org
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