Blogia
Hosp. CISB :Centro Integral de Salud Banda

Dolor de cabeza

No es peligroso

Dolor de cabeza: ¿debemos preocuparnos?

Tweet Follow Me on Pinterest

No es peligroso: Dolor de cabeza: ¿debemos preocuparnos?

Lo que antes se pasaba descansando ahora es motivo de consulta. ¿Consultamos solo porque nos preocupamos más, o es que ahora a los niños les duele más la cabeza?

Nos preocupamos más, pero también les duele más a menudo y por nuevas razones relacionadas con nuestro estilo de vida.

¿Por qué nos agobia?

Ahora pensamos en la posibilidad de que haya "algo malo" mucho más de lo que se hacía antes. Además, han aumentado los dolores de cabeza debido sobre todo al incremento del estrés en las familias y en el entorno del niño.

Finalmente, por la falta de tiempo no siempre tenemos una relación de confianza con el pediatra de nuestro hijo. Ante un dolor de cabeza crónico esta relación puede ser la diferencia entre sentirnos tranquilos y confiados con su diagnóstico o vivir cada episodio con ansiedad. A veces unas palabras pueden calmar más que cualquier medicina.

Existen básicamente dos tipos de dolor de cabeza: el dolor agudo, que es breve, y el dolor subagudo o crónico, que se repite. ¿Por qué se producen?

Dolor agudo

Es el clásico dolor de cabeza que acompaña a un resfriado, a una gripe o a cualquier otra enfermedad viral. La gran mayoría de las cefaleas agudas son benignas.

  • Causas: suele estar causado por una infección o un trastorno digestivo.
  • Cómo tratarlo: al ser uno más de los síntomas de una infección viral, desaparece tratando la enfermedad. Si el dolor de cabeza es muy fuerte, se le puede dar al niño el analgésico que toma normalmente.
  • Signos de alerta: en muy raras ocasiones esta cefalea esconde algo más grave. No obstante, nos mantendremos alerta cuando el dolor vaya acompañado de un gran decaimiento del niño, una fiebre que no baja con el antitérmico habitual y de síntomas alarmantes, como alteraciones motoras o de la conciencia.

Dolor crónico

Es un dolor de cabeza que aparece regularmente en la vida del niño, desencadenado por determinados factores. En general no acompaña a ninguna otra enfermedad, y es el que más nos suele preocupar. Hay dos tipos de dolores crónicos: la migraña y la cefalea tensional.

1. La migraña

  • Síntomas: es un dolor de cabeza generalmente pulsátil que suele ir acompañado de vómitos, mareo y dolor abdominal.
  • Causas: las migrañas tienen un componente genético muy importante, y no siempre podemos saber qué las desencadena. A los niños con migrañas les afecta el estrés, la falta de sueño, el consumo de ciertos alimentos, y en algunas niñas los cambios hormonales al llegar a la pubertad.
  • Cómo tratarla: hay acciones que aliviarán mucho a nuestro hijo durante la migraña.
    1. Descansar en una habitación limpia, fresca y semioscura. Posiblemente le molestarán la luz y los sonidos.
    2. Respirar despacio y relajarse.
    3. Un paño húmedo sobre la frente también puede aliviarle en ciertos casos.
    4. Permitirle descansar o dormir el tiempo que necesite, sin mostrar ansiedad.
  • Cuando el niño note los primeros síntomas hay que darle la medicina prescrita por el médico sin esperar a que vaya a más. Muchos niños pueden prever que van a tener migraña porque un rato antes empiezan a sentir ciertos síntomas. Es lo que llamamos auras: ven las cosas borrosas, destellos o puntos negros. También se perciben más intensamente ciertos colores.
  • Signos de alerta: Estaremos alerta si el dolor:
    1. Se mantiene en el tiempo, por ejemplo, suele durar siete horas, pero lleva ya dos días.
    2. Es creciente, en lugar de disminuir.
    3. Se acompaña de otros síntomas.

2. La cefalea tensional

La cefalea tensional afecta ahora a más niños por un exceso de estrés, que provoca tensión y dolor en los músculos del cuello. Es más habitual en épocas de exámenes y cuando hay nerviosismo en casa.

  • Síntomas: el dolor es fijo, opresivo y molesto, aunque también puede presentarse como pulsátil. No suele acompañarse de vómitos, como la migraña.
  • Causas: la causa más habitual es un exceso de tensión, física o emocional, que afecta a los músculos del cuello y generan dolor de cabeza. Suele aparecer en periodos fijos del año que suponen un estrés para el niño.
  • Cómo tratarla: el descanso y la relajación son las pautas indispensables cuando el dolor de cabeza se debe a la tensión nerviosa.
    1. Cuando aparece seguiremos las mismas pautas que con la migraña.
    2. Puesto que puede tratarse de la manifestación de una tensión de fondo, revisaremos nuestro estilo de vida y las posibles dificultades por las que puede estar pasando nuestro hijo.
    3. Debemos evitar los excitantes (bebidas de cola, etc.) y repasar el día a día del niño: ¿demasiadas actividades extraescolares, horarios muy ajustados, ansiedad en casa?
    4. Revisar nuestra forma de vida, muchas de las tensiones de los niños son las nuestras, y aprender a tomarnos la vida con más calma.

¿Y si se debe a un problema de la vista?

Los problemas de visión pueden causar dolor de cabeza debido al sobreesfuerzo que implican para los músculos de los ojos.

  • El astigmatismo requiere un mayor esfuerzo de acomodación y el que genera dolores de cabeza más persistentes.
  • La miopía, sin embargo, puede presentarse con cefalea, pero ésta desaparece fácilmente con el descanso.

¿Se puede prevenir?

  • La mejor prevención es dormir lo suficiente. Si el niño tiene tendencia al dolor de cabeza, es importante que sea regular en sus horas de sueño y comidas.
  • Hay factores que favorecen la precipitación de la crisis. Si descubrimos relación entre la migraña y la ingesta de un alimento determinado, debemos retirarlo.
  • Si no existe una relación directa, no le quitaremos ningún alimento, aunque cuando se presenten periodos especialmente migrañosos (exámenes, por ejemplo), podemos restringir determinados alimentos que en algunas personas pueden desencadenar o aumentar el dolor. El chocolate, los frutos secos o el queso curado, son algunos ejemplos.
  • Si el dolor de cabeza crónico altera la vida del niño, se puede establecer un tratamiento preventivo. Esta decisión será evaluada por el médico y los padres, teniendo en cuenta que no lo elimina y que el tratamiento puede presentar efectos secundarios.

Autora: Verónica Martínez.
Asesor: Dr. Jacinto Martínez Antón, jefe de sección de Neurología Pediátrica del Hospital Materno Infantil de Málaga.

0 comentarios