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Lejos de lamentarse por su situación, Becky Kenyon asegura que sus hijos tienen la suerte de que están vivos y llenos de amor y piensa que las cosas podrían ser mucho peor. Y esta es la sensación que se tiene al ver las fotos de los periódicos, que prontamente comenzaron a divulgar su historia, la de una familia feliz. Sus hijos son Ben, de 15 años, quien tiene síndrome de Asperger; Harry, de 13 años, quien porta síndrome de Down, y Charlie, de 8 años y es autista. “Sabía que iban a necesitar mucho apoyo y cuidados durante toda la vida, lo cual fue muy difícil de aceptar en un principio”, confiesa Becky y recuerda: “me sentí fuera de mí, yo sólo tenía 27 años, así que traté de enseñarles todo lo que pude. Estaba destrozada”. Actualmente la situación ha cambiado radicalmente, con el apoyo de su familia y su comunidad, más toda la información que ha podido recabar y estudiar a lo largo de los últimos años, Becky asegura que se siente una elegida y que la felicidad que sus hijos han traído a su vida vale la pena por todas las noches sin dormir que ha tenido. Becky y su marido logran salir adelante gracias a un subsidio de invalidez y la ayuda de un programa de cuidadores. Y lo más importante, esta madre ejemplar y particular asegura que logró resolver el interrogante que el destino puso frente a ella. “Antes me preguntaba ¿Por qué yo?, ahora es: me alegro de que fui yo”. elcisne.org
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