Para el debate
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CONSECUENCIAS - Algunas de los adolescentes sufren complicaciones y terminan en el hospital Desesperados, padres de chicas de 13 años pagan desde $ 1.500 para que aborten sus hijas Curanderos, comadronas, enfermeros y hasta médicos, están en la lista de quienes ofrecen sus servicios para interrumpir un embarazo, cualquiera sea el mes de gestación.
Hay una realidad que duele y erosiona. Día tras día, las Urgencias de los centros de salud delatan múltiples casos de abortos de chicas de entre 13 y 15 años, y más de esas edades.
Lo más dramático, en ellas se sostiene una industria de “aborteros” que cobran como mínimo $ 1.500, según condición social y urgencia, dinero que es pagado, generalmente, por los padres de las adolescentes embarazadas.
El médico cirujano Muratore Montesinos tiene a su cargo Urgencias del Hospital Antenor Álvarez, los fines de semana.
“Normalmente, aquí llegan pacientes con metrorragias; es decir, pérdida de sangre fuera de los términos de la menstruación normal de una mujer. En ellas son evidentes el dolor, fiebre e inflamación. Son chicas de 13, 14 y 15 años. En minutos nos damos cuenta que representan casos de abortos provocados o espontáneos”, reveló.
Requerido cuál es el método actual, o bien si subsisten los comunes en las adolescentes, respondió: “Hoy prevalece un medicamento. Se lo vende de un modo muy liberal, pero está prohibido. Es una pastilla para tomar y colocarse en la región genital”.
Afirmó: “Las consecuencias son graves. En embarazos no mayores a dos meses, provoca espasmo uterino, que se desprenda, produzca contracción y libere al futuro feto formado”.
Tajante, el profesional clarificó: “Las pastillas quizás cumplan el cometido, pero la tarea se complementa con un legrado porque siempre quedan restos placentarios. Pueden desembocar en infecciones y muertes por negligencia e impericia del mismo paciente”.
Muratore Montesinos añadió que, además de las pastillas, hay otros métodos: “Existen medicamentos que suelen generar deformaciones; también por las curanderas que siguen empleando sondas mal esterilizadas, perejil y hasta alambres”.
Enfatizó: “Hay trabajos de curanderos que terminan en una cirugía y mujeres incapaces de generar más vida, con mutilaciones y peritonitis. En casos extremos, la muerte misma”. elliberal.com.ar 12/06/11
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